Frontal y sin rodeos, el volante afirma: "La gente se
cansa de escuchar el mismo mensaje, tenemos que traducirlo en resultados"
Por Diego Morini
Mascherano, un líder
dentro y fuera de la cancha. Foto: AFP
SAINT LOUIS, Estados Unidos.- Un escenario que potencia la
idea de haber elegido la escenografía exacta para una charla llena de contenido.
Un hotel lujosísimo como el Four Seasons, una edificación en paredes de vidrio,
el Mississipi River corriendo con fuerza, el puente Martin Luther King como
testigo y el Gateway Arch atento desde sus 192 metros de altura, que invita a
ingresar al oeste de los Estados Unidos. En un sillón tan grande como profundo,
uno de los personajes más experimentados del seleccionado se relaja y habla con
la convicción y sencillez que escapan de los parámetros del futbolista
tradicional. Javier Mascherano es así de directo. No anda con rodeos, no quiere
ser políticamente correcto. Dice y no deja espacios a la desconfianza.
Amable, saluda a quien se le acerca y acepta con una alta
dosis de caballerosidad cada pedido de autógrafo. Suenan notas de blues y jazz,
aquí donde la música es un lenguaje suave y dulce, y el subcapitán del
seleccionado eleva el mensaje de un equipo que está detrás de un objetivo:
consolidarse. El empate de anteayer en New Jersey ante Ecuador potenció algunos
interrogantes, y Mascherano no le escapó al análisis de un equipo argentino que
conoce qué tiene que modificar para terminar de seducir.
-¿Cuánto suma un partido como el de Ecuador?
-Es difícil determinar eso. Lo que buscamos nosotros es
seguir creciendo. Está claro que no hicimos el mejor primer tiempo, pero lo que
pretendemos es acercarnos más a lo que mostramos en la segunda parte del
partido. Dejamos de sufrir y fuimos más agresivos. De todas formas son pruebas
necesarias, no quedan tantas hasta el Mundial, es necesario sumar rodaje.
-Es un tema constante, pero la falta de equilibrio es lo que
más preocupa. ¿Es así?
-Me parece que es algo lógico. Por cómo está conformado el
equipo, no tenemos características de jugadores de elaboración, lo nuestro es
más vertical. Eso hace que el equipo muchas veces quede partido a la hora de
recuperar la pelota. Me parece que lo que hay que medir es cuánto daño se le
hace al rival y cuánto daño te hacen. Me parece que en la mayoría de los
partidos somos nosotros los que lastimamos.
-¿Es posible minimizar el riesgo jugando con esta idea?
-Es una selección que puede presionar, pero también esperar
y salir de contra. Igual no hay que encerrarse en una sola manera de jugar ni
en un esquema. Si queremos hacer algo grande en el Mundial, hay que jugar cada
partido como lo pide el momento. Cada equipo tiene sus cualidades; ante Ecuador
nos encontramos con potencialidades que seguramente serán diferentes a las de
Bosnia. Lo importante es ser versátiles porque en una Copa del Mundo cada juego
pide cosas distintas.
(Sabella es) un técnico que intentó hacer, en detalles, algo
diferente a los ciclos anteriores. Ni mejor ni peor, diferente.
-Más allá de las críticas o cuestiones puntuales del
funcionamiento, se nota que el clima cambió en el seleccionado.
-Me parece que es diferente y es bueno. Es que antes había
un clima muy negativo. Nosotros podemos tener muchos defectos, pero vivimos
para esto. Cuando le metés tanto a esto y no sale todo como lo pensás, hay
momentos en que las frustraciones son muy grandes.
-¿Lo sentías en la gente?
-Sí, pero uno entiende el contexto. Siempre digo que muchas
veces la gente se cansa de escuchar el mismo mensaje si no lo ponés en
resultados. Y es la realidad. Nosotros no ganamos nada y eso es real.
-Pero la ilusión es concreta porque son todas estrellas que
triunfan en Europa...
-Somos estrellas en nuestros equipos, pero con la selección
no ganamos nada.
-¿Qué entendés que les aportó Sabella?
-Me parece que el sentido de pertenencia del que tanto
habló.
-¿Qué encontraron ustedes en él?
-Un técnico que intentó hacer, en detalles, algo diferente a
los ciclos anteriores. Ni mejor ni peor, diferente. Y nosotros llevamos un
tiempo largo todos juntos, por eso sabemos cuándo vamos a sufrir y eso es
importante. Ahora tenemos que minimizar nuestro sufrimiento.
-¿También formó un grupo en el que todos saben bien qué
lugar ocupan dentro de la estructura?
-Eso es natural. Los grandes equipos llegan de esa forma.
Los éxitos se alcanzan así. Cada uno sabe qué puede dar. Cuando uno sabe qué
rol ocupa es todo más fácil. Los grandes equipos se logran cuando se encuentra
gente que no quiere ocupar el espacio de otros.
-No es fácil lograr eso, porque ustedes son todas estrellas.
-La realidad es la que te pone en tu lugar. Somos muchos los
de este seleccionado que sufrimos, son pocos los que no saborearon ese gusto
amargo. Eso te pone en tu lugar. Al argentino le importa que ganes con el
seleccionado o con tu club en el país. A ellos les importa que hagamos algo con
la selección y entiendo que estamos obligados a ser competitivos; siento que en
muchos momentos no lo hicimos y no estuvimos a la altura de las circunstancias.
-¿Llegar a Barcelona te permitió ver las cosas de otra
manera, de analizar situaciones de esa forma?
-Barcelona me hizo crecer como profesional. Me ayudó a
entender que un jugador tiene que dignificar esta profesión. Uno puede jugar o
no, pero siempre tiene que demostrar que quiere ser parte de eso. Si no hubiera
tenido la mentalidad de entrenarme como debía no habría podido estar en un
equipo así. No importa si el técnico te pone o no. Yo trabajo en la semana y me
pagan el domingo si me ponen.
Barcelona me hizo crecer como profesional. Me ayudó a
entender que un jugador tiene que dignificar esta profesión
-¿Es difícil pensar sólo en los amistosos y no en el
Mundial?
-La verdad es que no pienso más allá de lo que corresponde.
No sirve de nada generarse expectativas que después ves que no podés cumplir.
Estar entre los cuatro primeros nos quitaría una mochila y si eso sucede, estoy
seguro de que discutimos de otra forma con los otros tres equipos. Si pasamos
ese pozo de los cuartos de final, la ilusión me parece que puede tomar fuerza.
-¿Qué se debe hacer para dar ese salto?
-Seguir trabajando, pensar que cada paso que se da es bueno.
Que este tipo de partidos también nos suma, porque aun con errores se pueden
sacar conclusiones. Si nos confiamos y entendemos que todo está resuelto, nos
vamos a chocar contra una pared. Y ya sabemos lo que eso duele. Hay que ser
humildes y saber qué podemos hacer. No debemos creernos lo que no somos. Y creo
que este grupo lo sabe.
Fuente La Nación
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