La sede Mitre permanece vallada y con policías.
Por FAVIO VERONA
Assmann contó lo que están viviendo algunos de sus
compañeros.
El plantel, las sedes y los predios del club, con fuerte custodia.
El clima es muy denso en Avellaneda.
La ciudad está
sitiada ante el riesgo de una explosión inminente.
Las calles aledañas a la
sede de Independiente se encuentran tomadas por patrullas y efectivos para
prevenir incidentes.
El temor que invade a los vecinos se percibe con
facilidad. Y el miedo que se propaga también se alojó en el seno del plantel
del Rojo. “A muchos chicos los putean o les quieren pegar en la calle”, relató
ayer Fabián Assmann en La Red mientras aguardaba que se reprogramara el vuelo
que se demoró en Aeroparque para viajar a Catamarca, donde hoy enfrentará a
Arsenal por la Copa Argentina.
“Se nota en la calle que la gente está
nerviosa”, palpó el arquero, quien reconoció que hasta el momento ningún
jugador padeció represalias por parte de la barra.
“No tuvimos contacto con
nadie. Por ese lado estamos tranquilos. Pero como cualquier hincha nos sentimos
muy dolidos”.
Mientras la agonía se estira se incrementan las medidas
de seguridad para resguardar al plantel y a los dirigentes.
Grandes operativos
policiales se despliegan para custodiar a los jugadores cuando se trasladan
para entrenarse. De hecho, el equipo comenzó a practicar en el estadio de
Tristán Suárez con la presencia de Gendarmería para evitar cualquier tipo de
contacto con los hinchas que pueda disparar un foco de conflicto.
Las matemáticas aún dejan abierto un resquicio para que
se filtre el milagro, pero para muchos Independiente ya descendió el domingo.
Así lo interpretaron casi todos los hinchas. Y también varios jugadores que no
pudieron contener el derrame de lágrimas tras el mazazo que les propinó River.
“Todos miramos el partido de Argentinos en nuestras casas. Es una situación
complicada. Hace mucho estoy en el club y nunca nos había pasado algo similar.
Hay que seguir, todavía hay esperanza y la vamos a luchar. Aún no estamos
muertos. Tenemos que aferrarnos a las últimas esperanzas”, intentó convencerse
Assmann.
El arquero, titular esta noche por la Copa, no quiso emprender la
búsqueda de culpables, aunque se expresó en forma tácita. “Desde la etapa de
Comparada las cosas se están haciendo mal en el club”, sentenció. Y cerró: “Si
llega a pasar lo peor habrá que levantarse rápido”.
Fuente Olé
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