Ilustró rrrojo - Fuente de imágen web
Por Debora D’amato - ddamato@ole.com.ar
En la pretemporada, Ramón Díaz plasmó su idea de juego y fue
coherente en dos aspectos: la repetición del esquema táctico a lo largo de los
22 días de trabajo y los cambios, puesto por puesto, en cada partido jugado.
No
bien regresó de Mardel, el Pelado, a resultado puesto, decidió virar en su
deseo del ofensivo 4-3-3 y recapacitó.
Lejos de obsesionarse con su idea
inicial, metió mano y, sin que le temblara el pulso, apostó al tradicional y
conocido 4-4-2.
La caída ante San Martín, en San Juan, sorprendió y no
convenció porque más allá de la derrota en sí, Independiente no jugó bien ni
tuvo una idea clara de juego.
Ahora, en poco tiempo, nuevamente metió mano: cuatro cambios
y una línea de tres en la defensa.
Muchos técnicos eligen morir con las botas
puestas. Sin embargo, es de sabios equivocarse, reconocerlo y actuar en
consecuencia para reparar el error. ¿Será?
Fuente Olé
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