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Por Gustavo Ronzano
La barra de Independiente volvió a quedar expuesta
frente a la bronca de los hinchas genuinos.
Pero con eso no alcanza.
El club de
Avellaneda, en particular, sigue sin paz.
Igual que el fútbol argentino, en
general.
Uno se expresa por sus actos. Podrá gastar palabras,
invertir tiempo y énfasis al hablar, pero lo que dice siempre necesitará el
respaldo de lo que hace.
En cambio, los hechos hablan por sí solos.
Y la
actitud que tuvo el hincha genuino de Independiente en la noche de este
miércoles no hizo más que enaltecer su postura.
El hincha está cansado de los barras y cada vez que
puede, cada vez que se le presenta la oportunidad, lo expresa en cuerpo y alma.
Sus gritos, sus reclamos, sus quejas contra esos delincuentes de tribuna, les
garantizará a ellos, los que no lucran con los sentimientos, permanecer en
Primera por los siglos de los siglos.
En la Primera división de la vida que la
mayoría queremos.
Ellos tienen claro que el futuro de la institución va
mucho más allá de una eventual derrota deportiva.
En cambio, para otros es muy
diferente la cuestión.
Y no sólo es diferente para los violentos, sobre todo
es diferente para quienen los sostienen, para quienes es un gran negocio que
haya barrabravas en el país.
Está mal, por ejemplo, que los hombres de civil
encargados de controlar los ingresos del público (los empleados de Utedyc)
junto a la Policía, sean casi siempre los mismos, con hasta veinte años de
antiguedad en algunos casos, como admitió este jueves el vicepresidente de
Independiente Claudio Klebaitis. Eso es algo que permine un caldo de cultivo
para aceitar la relación con los barras. Pero es, esencialmente, un detalle
dentro del contexto que envuelve a una problemática mucho más compleja.
Porque si no hay una decisión política para acabar con
este tema, pero una decisión en serio, el fútbol argentino continuará su marcha
irremediable hacia el matadero.
Hace rato que se viene reclamando que no lo dejen solo
a Javier Cantero.
¿Hasta cuándo habrá que seguir aguantando esto?
La policía no
actúa en algunos casos; o procede como no debiera hacerlo, en otros.
Y lo mismo
sucede con los responsables políticos de la seguridad.
Eso sí, este mismo miércoles
por la noche, lejos de Avellaneda, Sergio Berni, secretario de Seguridad de la
Nación, anduvo por Belgrano.
Fue hasta el domicilio de Jorge Rial, preocupado
por lo que le pasó en las últimas horas... Y el mundo sigue andando.
Fuente Clarín
Nota de rrrojo: Jorge Rial protagonizo un confuso
episodio en la vía pública, Hay un herido. Claudio Escobar es el hombre que
debió ser hospitalizado luego de la pelea callejera contra el periodista de
Intrusos en el barrio porteño de Belgrano. Asegura que Rial utilizó un arma
blanca.

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