Por Ramiro
Santinelli
Y un día volvió. Sí. La Copa Libertadores volvió a
disputarse en el Libertadores de América. En la casa del más campeón. Del Rey
del continente. Del que la levantó tantas veces como la cantidad de años que
esperó para volver a jugarla.
En el estadio del que ganó cuatro ediciones
seguidas. (Vos sí que sabés de eso, Negro. Que en paz descanses).
El inicio fue
duro: el cachetazo en Venezuela obligaba a Independiente a quedarse con los
tres puntos ante Millonarios sea como sea. Y así fue. Los muchachos de Holan
jugaron un primer tiempo fiel a su estilo y aguantaron en el complemento, un
gol bastó para doblegar al elenco colombiano y reina la calma en Avellaneda.
Durante los primeros 45’ sonó “El baile de la gambeta”.
El
Rojo fue con la fantasía a la estrategia fría. A puro toque sorteó la presión
del visitante.
Fue paciente por momentos, aceleró por otros y encontró en el
lado derecho de su ataque una constante para lastimar a su rival. Aún por estas
horas, el lateral izquierdo de Millonarios lo sigue buscando a Maxi Meza.
¡Qué
partido jugó el 8! Imparable en todo momento. Siempre que recibió sorprendió a
su marcador tanto atacando hacia el medio, rebotando de primera o dejando
correr la pelota para desbordar por la banda.
El ex Gimnasia es, sin dudas, el
mejor jugador del momento de Independiente. Debo confesar que tengo una
debilidad por su juego, especialmente por su gambeta en velocidad. Es el fútbol
del equipo. Eficiente como pocos en el uno a uno y con una derecha exquisita
que jerarquiza todo los ataques del Rojo. Un volante de selección.
La segunda parte fue otra historia. El rendimiento mermó. No
supo mantener el alto vuelo durante grandes pasajes, ni siquiera con el ingreso
de Menéndez y Gaibor. Ninguno de los dos hizo un buen partido, lo cual abre una
duda que ya se le preguntó a Holan durante la conferencia de prensa:
¿Los
relevos están a la altura de quienes conformaron el equipo titular de los
últimos tres partidos? Según el DT, sí; pero debo discernir con él. A varios de
los refuerzos pareciera faltarles tiempo de adaptación para encajar en la gran
maquinaria que es este Independiente. Por velocidad, intensidad, potencia y
hasta por el entendimiento de los movimientos habituales que el equipo ensaya
en el campo.
Será cuestión de tiempo, calculo yo, para que el plantel se
empareje. Aún así, queda clarísimo que los once de hoy, los que le ganaron a
San Martín y superaron a Argentinos, con aciertos y errores, forman el mejor
equipo que el Rey de Copas puede disponer en cancha.
La copa es así. Los partidos son batallas y cualquier rival
puede complicarte.
A Independiente le irá bien siempre y cuando siga con los
dientes apretados y no resigne su idea.
El próximo rival será el duro
Corinthians en Brasil quien, en los papeles, sería el contrincante de mayor
dificultad. Aún resta un mes para ese partido, tiempo que el Rojo deberá
aprovechar para seguir a tiro en la Superliga, para asegurarse un lugar en la
próxima Libertadores y para aumentar su volumen de juego de cara a todo lo que
se viene.
Fuente De la Cuna al Infierno
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