Por Alejandro Casar González
El recorrido de Chiqui Tapia en la AFA a lo largo de 9
meses.
"El poder es una dinámica constante, una relación de
fuerzas que sin detenerse se enfrenta en lo cotidiano en una guerra sin pausa
entre intereses y necesidades, en lo trivial y en lo trascendente", señala
el pensador francés Michel Foucault en una de sus célebres reflexiones. Con
esta referencia como norte, la AFA reconstruye todo el tiempo su dinámica de
poder con Claudio "Chiqui" Tapia como eje central. Para este 2018, la
radiografía muestra notorios cambios desde aquel 29 de marzo del año pasado,
cuando el fútbol argentino consagró como el 55° presidente de su historia.
En esta construcción dinámica, Tapia estableció nuevas
alianzas y ante el desmembramiento del antiguo eje tinellista buscó sumar a sus
huestes a algunos dirigentes con experiencia en gestión económica, política y
deportiva. Con un comité ejecutivo que responde a sus indicaciones y con un eje
ascenso-interior incondicional, el gran desafío era sumar apoyos de los clubes
de primera división.
Tapia mantiene tres personas en su círculo rojo que son de
consulta permanente para todas las cuestiones del día a día: su secretario
ejecutivo, Pablo Toviggino, su flamante vocero, Daniel Ferreiro, y su amigo
personal, Diego Turnes. Sobre esta base de confianza Tapia teje las redes de
poder con sus pares de primera división, allí donde su suegro Hugo Moyano
(Independiente) ocupa un lugar de privilegio. Un escalón por debajo se
encuentran los leales de siempre como son Raúl Broglia (Rosario Central),
Horacio Fernández (Chacarita), Sergio Gianturco (vicepresidente de Temperley
que regresó al club tras la salida de Hernán Lewin) y Cristian Malaspina
(Argentinos Juniors).
Los últimos meses de 2017 y los primeros días de este año
encontraron al gran socio electoral, Daniel Angelici, recluido en su quinta de
Pilar y mucho más preocupado por la construcción de su Boca versión 2018, la
política nacional y sus negocios personales que por el día a día de la gestión
en la AFA. "El Tano aparece de vez en cuando con un pedido particular y su
requisitoria siempre encuentra eco tanto en Tapia como en el comité ejecutivo.
Para gestionar la AFA necesitás estar 24x7 y no alcanza con pasar un día",
sostienen desde el riñón de la gestión tapista. Justamente, el presidente de
Boca sentó sus diferencias con respecto a la eliminación de los promedios y la
vuelta de los visitantes pero se encargó de enfatizar que "está dispuesto
a discutirlo con el resto de los directivos en el comité ejecutivo de
AFA".
El bloque que responde a Angelici se mantiene compacto y
expectante a las indicaciones del presidente de Boca, aunque con buena sintonía
con Tapia. En este grupo se encuentran Víctor Blanco, con mandato renovado en
Racing, el tesorero de AFA, Alejandro Nadur (Huracán), José Lemme (Defensa y
Justicia) y Marcelo Martín (Vicepresidente de Unión)
Otros dos clubes con peso específico en la AFA mantienen
posturas diferentes: River y San Lorenzo. En el caso del Millonario, tras la
abrumadora reelección de Rodolfo D'Onofrio, habrá una nueva estrategia con la
Casa Madre del fútbol argentino luego de la posición siempre tensa y distante
del último tiempo. En AFA esperan reafirmar estos vínculos con Jorge Brito, un
interlocutor que tanto Tapia como el resto del comité ejecutivo entendieron
como "razonable y lógico", aunque dentro de la nueva comisión
directiva de River pretenden impulsar también a otro dirigente para
"acompañar" en esa tarea al empresario banquero y actual
vicepresidente 1° del club.
La situación de San Lorenzo, en cambio, sufrió pocas
modificaciones ya que el presidente Matías Lammens mantiene su postura de
mantenerse al tanto de la política tanto de la AFA como de la Superliga. Si
bien hay un principio de acercamiento personal al presidente Claudio Tapia,
Lammens se siente cómodo en su posición de presidente de la mesa chica del
fútbol argentino.
Entre los clubes medianos de primera división hay posiciones
para todos los gustos: Eduardo Spinosa (Banfield) luego de dejar su lugar de estratega
del tinellismo se acercó a la gestión de Tapia en algunas cuestiones económicas
y de planificación, Nicolás Russo (Lanús) continúa con su andar siempre
presente en la cocina política de la AFA, aunque sin un alineamiento definido y
Pascual Caiella (vicepresidente de Juan Sebastián Verón en Estudiantes) existe
una postura de acompañamiento a la gestión.
Hay algunos que optan por ser satélites y mantener una
órbita alrededor de AFA pero sin tener protagonismo preferencial, como Gabriel
Pellegrino (Gimnasia), Ezequiel Melaraña (Tigre) , mientras que otros están
iniciando sus gestiones, como Sergio Rapisarda (Vélez) o Mauro Altieri
(Olimpo). Su primer paso fue restablecer la relación económica con la AFA.
El eje del interior se divide entre algunos con puentes
firmes con el gobierno tapista como Andrés Fassi (Talleres), Jorge Franceschi
(Belgrano), Jorge Miadosqui (San Martín de San Juan), Patricio Fleming
(vicepresidente de José Vignatti en Colón) y José Gómez (vicepresidente de
Patronato) y otros que transitan el día a día con una relación protocolar con
AFA como Mario Leito (Atlético Tucumán) y José Mansur (Godoy Cruz).
El Arsenal de Julio Ricardo Grondona es un club que, según
describen en AFA "vive el día después del poder con las añoranzas de tiempos
pasado", pese al buen diálogo de su vicepresidente Miguel Ángel Silva, de
pasado activo en la gestión de AFA. Mientras que, por último, Newell's vive
hace meses una revolución institucional que le impide pensar en otra realidad
que su día a día.
Así son las relaciones de poder en AFA que, como bien señala
Focault transitan una dinámica constante en una guerra sin pausa entre
intereses y necesidades.
Fuente La Nación
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