Por Lucas Campos
Mi tío Cacho es un hombre de unos 65 años, que siempre amó
el fútbol y, por sobre todas las cosas, amó y ama ser hincha de Independiente,
a lo que él lo define como: “Ser hincha del Rojo, es cumplir”
Cumplir, cumplía años él, mientras Campaña salía a la cancha
encabezando la fila de un equipo que se iba a presentar en el primer amistoso
de verano, de esos que sirven para lesionar jugadores, para no aburrirse o para
pasar el rato.
Tres pasos del uruguayo y las manos hacia el cielo
marplatense, fresco y con olor a puerto.
Después de eso nada. El cumpleaños de mi tío fue más aburrido que el
match. El ida y vuelta de Cacho era igual al de Brítez, que se mostró algo duro
en la marca.
En nuestro festejo, no hubo sonrisas, no hubo atrevimiento y
no hubo ganas más que estar tirados debajo del aire acondicionado. En el
encuentro, lo mismo. Un partido de Los Simpson. Final de todo. Del partido y
del cumple de mi tío Cacho. Yo cumplí con venir y Gimnasia e Independiente lo
hicieron con jugar, si se puede decir así.
Demás está decir que, Campaña, fue muy gentil en la tanda de
penales y que el Titi Ortíz la tiró a la Bristol. Ganó el lobo desde los doce
pasos. Ellos se llevaron un trofeo que parece de lata. Nosotros nos vamos con
la ansiedad de que, dentro de poco, podramos conquistar Brasil una vez más.
Fuente De la Cuna al Infierno
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