Por Lucas Campos
No todas las mañanas son iguales. Las que son lindas y
especiales, lo son cuando juega Independiente, que a las 11, enfiló al medio de
la cancha y le levantó las manos al público Funebrero para intentar seguir por
la senda del triunfo.
Una vez hecho el saludo encabezado por Tagliafico, el Rojo
no abrió los ojos ni se lavó la cara. Imbert aprovechó la resaca de domingo y a
los 26 segundos puso arriba 1 a 0 al local. Increíblemente la mañana nos pegaba
un buen cachetazo que sirvió para despertarse.
A los 10, Bustos se cansó y tiró una pared con Barco, que el
mismo Bustos terminó definiendo para poner el empate parcial. La camiseta blanca del Rojo, se ensució un
poquito pero eso bastaba para tratar de ir a ganar el partido. Porque no pasa
nada si estamos un poco sucio, si nuestra cabeza es eficaz, diría el gran
Carpo.
Y en el complemento, Barco se escapó de todos y definió de
zurda para poner el 2 a 1 final. Independiente pasaba a ganar el partido. De la
jugada del supuesto penal de Tagliafico se iba a hablar toda la semana,
solamente por ser Independiente. Sin embargo, a Barquito poco lo importó eso.
Es más, a él poco le importa que reprochen sus morales y que todo lo que haga
esté mal.
Entonces Barco se besó el escudo y gritó como loco. También
lloró. Su camiseta ya no estaba impecable. Él estaba sucio y desprolijo. Tuvo
que ser así para que Independiente se lleve una victoria merecida, que le
permita seguir en el camino del triunfo. Y es más, si hay que estar así, nos
iremos crotos a Paraguay a buscar la clasificación.
Fuente De la Cuna al Infierno
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