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lunes, 16 de octubre de 2017

Rabona invisible


Foto DYN/Pablo Molina.


Por Andres Morando

Los partidos se juegan de lunes a sábado. Lo de los domingos es para la gilada”, señaló Dante Panzeri, maestro de periodistas. Así, crudo como fue, retrató la importancia de aquellas decisiones que se toman en los escritorios, los firuletes de oficina que no se ven en el césped. Y esta columna no comienza por donde debería -la visita a San Martín-, puesto que sencillamente -a juicio de un servidor- la CD del CAI avanzó en la acertadísima idea de darle continuidad al ciclo del señor Ariel Holan. Como ya lo señalé en numerosas ocasiones, y aún con algunas deudas -los refuerzos que áun no funcionaron, la triste eliminación de la Copa Argentina-, nobleza obliga: el primer equipo de Independiente no había mostrado tan buen fútbol -y de manera sostenida- desde el 2010 (Tolo); el técnico construyó una defensa (sólida como no veíamos hace mucho); logró asimismo una altísima eficacia -más del 60 por ciento de los puntos en casi nueve meses- y, lo sustancial, recomponer una perdida identidad Roja. Por ello, no hay más que mirar alrededor para darse cuenta que este es el mejor camino. Si se apunta al respaldo y a la coherencia, más temprano que tarde llegará la vuelta olímpica. Y es muy sabio cerrar el acuerdo antes de decidir nuestra suerte en la Sudamericana. A conciencia, antes de que la chapa sea puesta (delectación de los cortos analistas de resultados). Postales de la mañana en Villa Maipú: un reloj despertador que no sonó a tiempo- tal vez acostumbrado a las vampirescas noches de Sudamericana-; la agresividad de siempre para responder con altura y desatar un vendaval de nueve situaciones claritas y dos goles; el sabor agridulce por la eficacia; la recuperación de Barquito y el anhelo de que el Puma deje de ser vegano.



Fuente Olé

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