Importancia absoluta el haber sumado de a tres en San
Martín. Primero y principal por lo obvio: volver a ganar y asegurar la
tendencia a la recuperación luego de unos vaivenes negativos en el torneo y la
pronta eliminación de la Copa Argentina. Pero segundo, y no menos importante,
porque Independiente muestra buenos síntomas en sintonía a dicha recuperación.
El equipo de Ariel Holan no tuvo un partido brillante contra
Chacarita, pero dio vuelta un resultado adverso y volvió a mostrar su vocación
ofensiva. Eso es un punto fuerte, pero que al mismo tiempo denota la mayor falencia
y, hoy por hoy, gran preocupación: la falta de conversión. Es decir: el Rojo
genera muchísimos mano a mano y jugadas clarísimas de gol, pero le cuesta
horrores convertirlas.
En proporción, Independiente debe tener una tasa de
concreción de goles muy baja en relación a las situaciones que genera. Pero
contra Chacarita entraron dos y ganó; y contra Vélez entró solo una, y también
ganó. Y es importantísimo volver a acostumbrarse a ganar. A ganar y a generar
constantemente, a estar siempre en situación de peligro para el rival. Porque
en generalmente, si el equipo de Ariel Holan con las características que le
conocemos se dedica a atacar, van a ser muchos más los partidos que se ganen
que los que no.
Pero cuando el gol no aparece, reina el estado de
desconcierto en el equipo, y es ahí donde se escapan los empates sellados,
donde caes de visitante o donde te dan vuelta una llave por Copa Argentina. Si
el equipo se mantiene siempre con la vocación ofensiva y la mente puesta en el
arco contrario, los resultados se van a volcar positivos. Y la falta de
efectividad, en ese caso, se podrá trabajar con mayor tranquilidad y
legitimidad para el plantel..
Fuente Infierno Rojo
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