Por Alexis Potel
El sábado fue uno de esos partidos donde seguramente muchos
expresaron la famosa frase “para el olvido”. Sin animosidad de crear una grieta
sobre lo bueno y lo malo que ha venido haciendo Independiente durante este
último tiempo, es considerable tomar nota de esta clase de encuentros que dejan
cosas para corregir, sin tener que hacer un borrón y cuenta nueva.
El 4-2-3-1 fue el esquema que se reflejó en el inicio, ya
característico del entrenador Ariel Holan. Diego Rodríguez como único cinco
natural de marca fue de los pocos que tuvo un partido correcto. Marcando el
tiempo de; en qué momento ir a presionar con intensidad y cuando esperar. No
tanto así Walter Erviti, quizás el jugador que todavía no ha demostrado una
pizca de lo que fue en Banfield hace tan sólo unos meses y muy lejos del que
saliera campeón en la misma institución. Corriendo siempre más de lo juega o
asiste. Por supuesto su fuerte por naturaleza.
Una noche rara por donde se la mire. Banderas dadas vueltas
producto del conflicto con la barra brava y el pulmón en la Tribuna Norte Baja,
el murmullo del hincha por la lentitud que mostraba Independiente y el penal
ejecutado por Denis que terminó por convertir en un hervidero el Libertadores
de América y posteriormente la derrota. ¿Se pretendía que erre el penal?, ¿El
enojo fue porque pidió patearlo? En fin, es delantero y como tal vive del gol.
El argumento no tiene más sustento que ese.
El tridente que se posó detrás de Leandro Fernández, quien
mostró ser el delantero picante que el Rojo necesita, con Meza-Blanco-Barco fue
lo más pesado que se vio en los últimos seis meses. Esa explosión interesante
que incluyó el cotejo ante Atlético Tucumán por la Sudamericana quedó sin
garantía extendida. Imprecisos en los últimos metros y sin la convicción con la
que sí atacaba el equipo de Jorge Almirón
Jonás Gutiérrez por quien nadie, excepto Holan, ponía dos
pesos arriba de la mesa está mostrando una gran fortaleza física. Acompaña bien
en la mitad de la cancha tanto a la hora de recuperar como en la transición
para ir hacia adelante.
El fútbol tiene estas cosas imponderables. Después de dos
corners, mal ejecutados al primer palo, y la contra posterior que tuvo a un
imparable Lautaro Acosta en todo el encuentro derivó en un penal. Todos sabemos
el final.
Este deporte es de regularidad. Es la aliada más
indispensable y la cual delimita el camino por donde vas a transitar durante el
período de competencia. El sábador se jugó mal pero no por eso hay que olvidar cómo
se hizo. Todo lo contrario. Es bueno poder reaccionar a tiempo, sobre todo
cuando el equipo se está disputando, todavía, la plaza a la Copa Libertadores
2018.
Lápiz y papel en mano, que el martes Independiente se juega
una nueva parada, podrían no estar Benítez y Bustos, para aspirar al boleto
continental del próximo año.
Fuente Orgullo Rojo
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