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jueves, 14 de septiembre de 2017

La hora de Martín Benítez: de aquel debut a los 17 años a este trampolín del momento

Antes resistido y cerca de irse, le dio el pase a Independiente en busca de la consolidación

Por Jonathan Wiktor


Benítez, el héroe en la gran victoria del Rojo. Foto: AFP

En la vida de Martín Benítez todo es una cuestión de fe. El misionero de 23 años dice que desde que se acercó a Dios cambió su forma de ver el mundo. Corrigió el rumbo errático que en un momento lo había tentado, se aferró a su creencia y a su familia y ordenó sus prioridades. De alguna manera acomodó su vida. Su rendimiento lo avala: después varios desencuentros con los hinchas, y tras el triunfo sobre Atlético de Tucumán que le valió a Independiente la clasificación para los cuartos de final de la Copa Sudamericana, Benítez dio un paso directo hacia la consagración popular. Este año, después de un primer semestre muy bueno, parece ser el de su consolidación.

Benítez, que en el pasado solía perderse en sus propios altibajos, dio en la tecla incluso pese al estrés por el juicio que afronta su ex compañero Alexis Zárate, acusado de violación, en una reunión en la que también estaba él, en 2014. La primera parte del año fue tan buena que durante el último receso estuvo cerca de irse al fútbol europeo. La Superliga la empezó con pie firme: en la fecha inaugural, ante Huracán, se despachó con dos goles. En la segunda, en el empate ante Olimpo del viernes pasado, una lesión lo hizo salir antes de tiempo. Una distensión en el isquiotibial de su pierna derecha lo pudo haber dejado afuera del duelo con Atlético de Tucumán, pero se repuso a la velocidad del viento. Estuvo en duda hasta media hora antes del inicio del partido. "Me tuve fe, sentí que tenía que jugar", reconoció más tarde. Benítez decidió que no podía perderse semejante partido, incluso con el riesgo de agudizar su lesión. Le dijo a Holan que quería estar desde el inicio. Así fue.

Benítez necesitó pocos minutos para demostrar que estaba en sintonía. Asistió a Leandro Fernández, quien sacó un remate extraordinario y anotó el 1-0. Intervino en la jugada que terminó en el penal a Bustos (desperdiciado por Fernández). Y cerró la faena con el gol de la clasificación con un remate tan preciso como violento. "La mística existe. Los hinchas y los jugadores históricos te la transmiten", aseguró Benítez, que un par de veces estuvo a punto de irse a clubes de un segundo rango de Europa.

"Fue una noche especial para todos -reconoció-. Pasé muchos momentos complicados. Siempre trabajo con humildad para que la gente piense bien de mí". Benítez, que debutó cuando apenas tenía 17 años de la mano de Ramón Díaz, da indicios de haber encontrado su rumbo. Aferrado a su creencia religiosa, el joven misionero, tras varios tropiezos, ha logrado esquivar el vértigo de la fama.



Fuente Cancha Llena

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