El ex delantero del Rojo marcó, de penal y sobre la hora, el
único tanto para el triunfo por 1 a 0 del equipo de Almirón en Avellaneda
Por Jonathan Wiktor
El Granate ganó con la ley del ex y festejó de la mano de
Germán Denis. Foto: FotoBAIRES
AIndependiente , que venía de eliminar a Atlético Tucumán
por la Copa Sudamericana, lo traicionó su ilusión por ganar. Lanús , que
llegaba tras patinar con San Lorenzo por la Libertadores, se llevó un premio
inesperado, inmerecido, de Avellaneda. Todo se redujo a los últimos minutos:
después de tres tiros de esquina consecutivos a favor del local en pleno tiempo
adicionado, el Granate encontró la victoria en los pies de Germán Denis, ex
jugador del Rojo, de penal, en la última jugada de la noche. Lautaro Acosta, en
un contraataque letal, recibió una falta de Campaña, acción que segundos
después desembocó en el único tanto del partido. El Tanque, que está peleado
con la dirigencia de la institución que conduce Hugo Moyano, pidió perdón por
su gol pero se fue insultado por los hinchas. Su última etapa en los Rojos no
había sido buena y encima ayer se transformó en verdugo.
Independiente y Lanús construyeron uno de los partidos más
prolijos de la joven Superliga. Tan prolijo que durante los primero minutos
ambos equipos se obsesionaron por la limpieza de sus pases y relegaron, de
alguna manera, la sorpresa. El tiempo corría y la monotonía marcaba el ritmo
del juego. Un pase profundo de Maciel a Moreno, que fue interceptado a tiempo
por la defensa de los Rojos, y un disparo impreciso de Meza, que poco preocupó
a Monetti, fueron, hasta la primera media hora, los únicos indicios de que
podía pasar algo más. Era un duelo sin arcos.
A los 32 minutos un tiro libre desde la izquierda del ataque
del Granate sacudió la calma. Un centro de Maxi Velázquez, que cruzó el
territorio de Martín Campaña, sin mucha gravedad, fue suficiente para encender
las alarmas. Independiente contestó con una escalada de Sánchez Miño, que -con
un buen envío aéreo- encontró a Blanco, quien cabeceó por arriba. Se había
armado el partido. Tres minutos después, Meza hizo la mejor jugada individual
hasta ese momento. García Guerreño, con una falta salvaje, lo cortó a tiempo.
Sin grandes alardes, el primer tiempo se apagó como un suspiro.
Holan, acertado, metió mano rápido. Para el segundo tiempo
introdujo dos variantes: Fabricio Bustos por Blanco y Juan Manuel Martínez por
Barco. Jonás Gutiérrez -que estaba parado como lateral derecho- se acomodó como
segundo mediocampista central, Erviti se adelantó unos metros, Meza se corrió
como conector izquierdo y el Burrito Martínez se ubicó en la derecha.
Independiente, con esos retoques, creció de manera tangible. Fue una inyección
de vértigo.
Almirón, como si fuera un partido de ajedrez, respondió a
los tres minutos con dos variantes: Nicolás Pasquini por Velázquez y Román
Martínez por Moreno. Pero no hubo manera: Independiente, a esa altura, ya era
una manada de lobos en plena cacería. Lanús fue obligado a retroceder y, ahora
sí, redujo sus alternativas a la contra.
Por primera vez en la noche había un dominador. El Rojo, que
había desatado una tormenta, se sentía cómodo. Lanús la pasaba mal. A los nueve
minutos Alan Franco pudo haber abierto el marcador con un cabezazo que Monetti
detuvo a tiempo. Poco después una buena conexión de Meza desembocó en un pase
por bajo a Fernández, quien, asfixiado por la marca de Román Martínez, remató
como pudo. Con los minutos el partido se fue equilibrando. Todo iba camino a un
empate.
Pero Acosta, a cuatro del final, desperdició un mano a mano
increíble. Fue un anticipo: en la última jugada de la noche, el propio Acosta
desató una contra, recibió una falta de Campaña adentro del área y Espinoza
sancionó penal. Denis hizo el resto y dejó a Independiente, su ex club, con
sabor a nada.
Fuente Cancha Llena
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