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lunes, 17 de julio de 2017

Necesita un delantero y un volante central

Holan prefiere calidad a cantidad. A Independiente le hace falta un hombre de punta más y mediocampista más de contención.


Chaumucero y el Torito Rodríguez.


Por Favio Verona

No quiere muchos refuerzos Ariel Holan. Prefiere calidad antes que cantidad. Jonás Gutiérrez ya firmó su contrato, el arribo del central Fernando Amorebieta es inminente y los dirigentes están negociando para fichar al extremo boliviano Alejandro Chumacero. Pero para Independiente es imprescindible traer jugadores para reforzar otros dos puestos: un delantero y un volante central.

Si bien Leandro Fernández confirmó ante Iquique (4-2) que ya está en condiciones de ser titular, no tiene competencia fuerte y eso siempre lleva implícito el riesgo de la relajación. A Emmanuel Gigliotti, de muy bajo nivel en el semestre pasado, todavía le quedan dos meses para recuperarse de la cirugía a la que fue sometido tras sufrir pubalgia y una hernia inguinal. Y Lucas Albertengo, quien se rompió los ligamentos hace casi dos años, jamás recuperó su nivel y cada día juega peor. El técnico pidió un nueve de área, pero ningún candidato reunió consenso y la búsqueda está estancada. Es necesario reiniciarla: Emiliano Rigoni, quien debió asumir el rol de un punta y tuvo 11 gritos en el torneo, podría irse. ¿Cuántos convirtieron entre Fernández, Gigliotti y Albertengo? Apenas siete goles. Y Martín Benítez, punta que juega detrás del nueve, sólo anotó uno.

La necesidad de traer un volante central responde a una previsión a futuro: en seis meses finaliza el préstamo de Nery Domínguez e Independiente no le va a pagar a Monterrey los 4.000.000 de dólares que cuesta su pase. El Torito Rodríguez es el único volante de contención natural, ya que Julián Vitale corre muy de atrás en la consideración del entrenador. Walter Erviti también ha jugado de cinco pero, a sus 37 años, precisa estar acompañado por otros dos mediocampistas que corran a sus espaldas. La responsabilidad de recuperar no puede recaer sobre él ya que de esa forma se desgasta en menesteres que le impiden estar fresco y lúcido para hacer lo que más sabe: distribuir con precisión.



Fuente Olé

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