Por Lucas Campos
“El cemento se hunde
a su paso, el silencio vuela en pedazos. Su ojo ve más allá del objeto ideal”,
cita el gran rock en “Jeremías pies de plomo”de Vox Dei, banda quilmeña que le
da contexto a los brazos de los jugadores de Independiente que se elevan en la
húmeda noche sureña, mientras esperan recibir ese triunfo que los vuelta a
meter en nuestra hermosa Libertadores. Porque es nuestra.
Mi clavícula fracturada no me dejó acomodarme demasiado,
como el Rojo en la primera parte, en la cual Rigoni solo era quien nos
ilusionaba. Sin embargo, el mismo cordobés fue quien quedó enganchado en la
salida de un córner y Barboza liquidó a Campaña. Arriba los de amarillo.
Insulté, cerré los ojos, acomodé mi férula y cuando volví a
mirar, Nery Dominguez estaba gritando el gol del empate. Tremendo zapatazo del
23 de Independiente para igualar las cosas. El apocalipsis del inicio se fue 1
a 1.
El complemento fue un partido de ajedrez, pero con la pausa
apretada. Ni los peones ni los caballos se movían. La humedad los tenia
estancados a todos. Sin embargo, el rock se metió con Independiente y tuvo por
elección el sur. Porque cuando empuja Tagliafico, Independiente también quiere.
Como Jeremías, abriendo paso. ¡Vuelva, capitán! Le pido que
anticipe, que domine la pelota, que se saque tres tipos de encima y que lo
habilite a Sanchez Miño, para pegarle una trompada al húmedo empate. La pared
entre Miño y Barco le dio la victoria a Independiente, pero todos nos quedamos
mirando al capitán,que se bajó del avión y jugó,y metió y fue, y ganó.
Tagliafico nos metió un poquito más en
la Copa Libertadores.
Fuente De la Cuna al Infierno
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