Por Lucas Campos
La velocidad de la luz es constante, en cualquier momento y
lugar. Como las ganas los hinchas de Independiente de jugar la Copa Libertadores
De América. En un gran contexto se iban a contar historias diferentes. El que
quiere más y el necesitado de lo mínimo. El Rojo y Olimpo, en un partido muy
lindo para ver pero feo para sentir.
La luz reflejó los brazos de Nicolás Tagliafico en una hermosa
tarde del día del padre y los Rojos saludaron hacia los 4 costados. “Vení
viejo, que ya arranca el partido” se escuchó en varios puntos del país. La
primera parte se debatió entre buenos pases de Nery Domínguez y malos
movimientos de Martín Benítez. Los once locales jugaban en tiempos diferentes y
en espacios diferentes.
Sin embargo, otro de los deseos se cumplió. El Flaco
Albertengo la enganchó con el dedo gordo y la mandó al fondo de la red. Gol de
ese buen pibe al que todos quieren y arriba Independiente 1 a 0. Al descanso en
zona de Libertadores. Todas las cosas eran sonrisas.
En el complemento Olimpo sacó a la luz la teoría de la
relatividad. En donde el espacio y el tiempo se modifican según el contexto.
Así, como en la teoría, los jugadores del Rojo se veían bajo la misma luz pero
en diferentes lugares y minutos, desconectados de todo y de la chance de jugar
la Copa. A los 5 minutos Rodríguez pateó de cabeza. Sí, pateo porque el
cabezazo fue con una fuerza descomunal y puso el 1 a 1.
Independiente no pudo hacer nada para llevarse el partido.
El espacio y el tiempo fueron diferentes pero la calentura era la misma en
todos lados. Una gran chance se desperdició en Avellaneda. La relatividad
indica que para el Rojo el espacio y el tiempo son mejores fuera de casa, donde
no hay rival que lo supere. Siendo así, vayamos partiendo para Santa Fe
Fuente De la Cuna al Infierno
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